La serotonina y ansiedad están intrínsecamente relacionadas a través de complejos mecanismos neuroquímicos y fisiológicos que afectan el bienestar mental. La comprensión de esta relación es crucial para desarrollar tratamientos eficaces para la ansiedad. ¿Quieres conocer más sobre cómo se relacionan? Te contamos todo lo que necesitas saber en este blog, sigue con nosotros e infórmate.

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¿Qué son la serotonina y ansiedad?

La serotonina es un neurotransmisor que se encuentra en el sistema nervioso central y periférico. Químicamente, se conoce como 5-hidroxitriptamina (5-HT), la serotonina es crucial para regular diversas funciones fisiológicas, incluyendo el estado de ánimo, el apetito, el sueño, la memoria y el aprendizaje. Se produce principalmente en el intestino y en menor medida en el cerebro, donde influye en una amplia gama de comportamientos y procesos emocionales.

Por otro lado, la ansiedad es una respuesta emocional compleja que puede variar desde un leve sentimiento de inquietud hasta una intensa sensación de pánico. Es una reacción natural ante situaciones de estrés o peligro potencial, y en niveles moderados, puede ser beneficiosa al alertarnos de posibles amenazas. No obstante, cuando se convierte en un estado crónico y desproporcionado a la situación, es cuando pasa a considerarse un trastorno.

¿Qué hace la serotonina en la ansiedad?

La serotonina juega un papel fundamental en la modulación del estado de ánimo y la ansiedad. Este neurotransmisor actúa principalmente en el sistema límbico del cerebro, que es responsable de las emociones y la memoria. Varias áreas del cerebro, como el hipocampo y la amígdala, que están implicadas en la regulación del miedo y la ansiedad, son altamente influenciadas por la serotonina.

La serotonina ayuda a regular la ansiedad a través de varios mecanismos:

  • Modulación de la respuesta al estrés. La serotonina se encarga de modular la respuesta del eje hipotálamo-hipófisis-adrenal (HPA), que es crucial en la reacción al estrés. Una adecuada señalización de serotonina puede amortiguar la respuesta al estrés y reducir la ansiedad.
  • Equilibrio emocional. Al influir en el equilibrio de otros neurotransmisores, como la dopamina y la norepinefrina, la serotonina ayuda a mantener un estado emocional estable. Un desequilibrio de estos neurotransmisores puede aumentar la susceptibilidad a la ansiedad.

¿Qué provoca la falta de serotonina en el cerebro?

La deficiencia de serotonina en el cerebro puede tener múltiples causas y consecuencias, afectando significativamente al bienestar mental y emocional. Algunas de las causas más comunes incluyen la genética, el estrés crónico, la dieta inadecuada y algunas enfermedades.

Estas son las consecuencias de la falta de serotonina en el cerebro:

  • Trastorno de ansiedad. Cuando hay una baja disponibilidad de serotonina, frecuentemente está vinculado a varios trastornos de ansiedad. La disminución de serotonina puede llevar a una mayor reactividad emocional y menos capacidad para manejar el estrés.
  • Depresión. Además de la ansiedad, la falta de serotonina está estrechamente relacionada con la depresión. Ambas condiciones a menudo coexisten, y los tratamientos que aumentan los niveles de serotonina, como los inhibidores selectivos de serotonina (ISRS), son eficaces para tratar ambas.
  • Problemas del sueño. La serotonina es un precursor de la melatonina, la hormona que regula el ciclo del sueño. Cuando hay una deficiencia de seratonina, se puede interrumpir el sueño, lo que al mismo tiempo contribuye a exacerbar los síntomas de ansiedad.
  • Problemas cognitivos. Cuando hay unos niveles bajos de serotonina es posible que aparezcan problemas cognitivos y de memoria. Puede afectar a la capacidad de concentración y retención, aumentando al mismo tiempo el riesgo de deterioro cognitivo en situaciones estresantes.

¿Qué pasa cuando hay mucha serotonina?

Por el contrario, ¿qué ocurre si hay demasiados niveles de serotonina en el organismo? Aunque se trate de un neurotransmisor fundamental para el bienestar mental, cuando se produce un exceso puede ser perjudicial y provocar una condición que se conoce como síndrome serotoninérgico. Se trata de una condición potencialmente peligrosa que puede aparecer cuando hay una sobredosis de medicamentos que aumentan los niveles de serotonina o si se combinan muchos fármacos que afectan a este neurotransmisor.

Entre los síntomas del síndrome serotoninérgico encontramos alteraciones mentales como confusión, agitación, euforia excesiva o cambios bruscos de humor. Se manifiesta también mediante una disfunción autonómica con fiebre alta, sudoración, escalofríos, aumento del ritmo cardíaco y fluctuaciones en la presión arterial. Finalmente, presenta síntomas neuromusculares como temblor, rigidez muscular, espasmos y falta de coordinación motora.

El síndrome serotoninérgico es una emergencia médica que requiere atención inmediata. Por lo general, sus tratamiento implica la discontinuación de los fármacos que aumentan los niveles de serotonina, así como la administración de medicamentos que bloquean los receptores de serotonina y el manejo sintomático de las complicaciones.

¿Cómo elevar los niveles de serotonina?

Ahora bien, dejando de lado las posibles complicaciones que pueden aparecer, en un primer momento, ¿cuáles son los métodos para aumentar los niveles de serotonina en el cerebro? Estas son las formas y estrategias que se pueden adoptar para ayudar a una persona a elevar la presencia de estos neurotransmisores en su cerebro.

Dieta

Consumir alimentos ricos en triptófano, un aminoácido precursor de la serotonina, puede ayudar a aumentar sus niveles. Estos alimentos incluyen pollo, pavo, pescado, huevo, nueces, semillas y productos lácteos. También es importante mantener una dieta balanceada y rica en nutrientes esenciales.

Ejercicio

Practicar alguna actividad física regular es una de las estrategias más eficaces para aumentar los niveles de serotonina en el cerebro. Practicar ejercicio no solo mejora el estado de ánimo, sino que numerosos estudios han demostrado que es de gran utilidad para combatir la ansiedad y reducir los niveles de estrés.

Luz solar

La exposición a la luz natural del sol puede aumentar la producción de serotonina. Pasar tiempo al aire libre y aprovechar la luz solar, especialmente durante las primeras horas del día, puede tener un impacto positivo en los niveles de serotonina y el estado de ánimo general.

Meditación y mindfulness

Técnicas como la meditación y el mindfulness pueden reducir el estrés y aumentar los niveles de serotonina. Estas prácticas promueven la relajación y una mayor consciencia emocional, lo que contribuye a equilibrar los niveles de neurotransmisores y es una estrategia altamente recomendada para combatir el estrés y la ansiedad.

Farmacoterapia

Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (IRS) son una clase de medicamentos comúnmente prescritos para tratar la depresión y los trastornos de ansiedad. Estos fármacos aumentan la disponibilidad de serotonina en el cerebro al inhibir su recaptación en las neuronas.

No obstante, para combatir la ansiedad y la depresión, la forma más efectiva es recurrir a la terapia cognitivo-conductual que puede ofrecer un profesional de la psicología. Las herramientas con las que cuenta y las estrategias que pone en práctica ayudan a encontrar las causas que han generado este estado y a cambiar los pensamientos negativos por otro más positivos y constructivos.

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