El concepto de inteligencia emocional llegó de la mano de Daniel Goleman para quedarse en el sector de la psicología. Y no solo eso, sino que llegó, se instaló y se puso al frente de una de las ramas de este ámbito. Liderando un nuevo enfoque de ella. Si te apasiona la psicología y te gustaría ampliar tus conocimientos en ello, no te pierdas nuestro curso Técnico Experto en Estimulación Multisensorial en la Educación.
La Inteligencia Emocional, definición
Nadie tiene dudas acerca de lo que es el Cociente Intelectual. En resumen, una cifra usada muchas veces para indicar la inteligencia de una persona. Generalmente, este número se obtiene de un test de inteligencia. Sin embargo, en el ámbito de la investigación psicológica, se empezó a poner en duda la utilidad de un test para definir las capacidades de una persona.
Así, se empezó a apuntar hacia la necesidad de ampliar las variables a usar para medir las capacidades personales. Poco a poco, se fueron teniendo en consideración teorías que ponían en valor habilidades cognitivas como las emociones. De ahí nació la teoría de la Inteligencia Emocional. Que contempla como importantes la memoria, la resolución de problemas o el control de las emociones como habilidades relacionadas con la inteligencia de una persona.
5 pasos para desarrollar tu IE
Si te interesa desarrollar tus capacidades de inteligencia en emociones, no te pierdas estos 5 consejos:
1-. Conócete a ti mismo. Aprender a reconocer tus emociones, reacciones y pensamientos es un paso fundamental. Saber qué sensaciones, emociones o sentimientos te produce cada situación te ayudará a crecer personalmente. Acércate a tus partes más íntimas y afronta que algunas situaciones producen tristeza, alegría o decepción. Todo ello te permitirá convivir contigo mismo mejor y afrontar lo más cotidiano desde el conocimiento.
2-. Aísla tus ‘gatillos’ o accionadores. Relacionado con lo anterior, identifica todo aquello que te hace “explotar” o perder los papeles. Tener en mente estos accionadores o ‘gatillos emocionales’ te permitirá dar un paso atrás y gestionar mucho mejor tu actuación.
3-. Reconócete, motívate. Es cierto que en ocasiones tenemos errores. Reconocerlos es, generalmente, un punto a favor de nuestra gestión emocional. Sin embargo, también lo es reconocer nuestros aciertos. Hacerlo nos permitirá marcarnos nuevas metas y ganar motivación.
4-. Empatiza. Conecta con las emociones y motivos de los otros. Ello te permitirá adelantarte a los conflictos. Además, afectará directamente en el asentamiento de relaciones sanas.
5-. Crea relaciones win-win. Como ya te decíamos, este paso esta relacionado con el anterior. Busca aprender de los demás. Ya sea de sus conocimientos, puntos de vista o vivencias.