La teoría del delito está diseñada para ofrecer un marco sistemático y coherente para analizar la conducta humana delictiva. El objetivo básico que tiene es establecer las condiciones y los requisitos bajo los cuales un comportamiento puede ser delictivo, algo que tiene implicaciones directas en la imputabilidad y la responsabilidad penal del individuo.

Conoce qué es la teoría del delito y cuáles son sus elementos es fundamental para poder establecer un marco sólido sobre el que actuar y juzgar a los presuntos criminales. Asimismo, es básico para todas las disciplinas jurídicas involucradas en el proceso.

¿Qué es la teoría del delito?

Desde las primeras codificaciones hasta los modelos contemporáneos, la teoría del delito ha pasado por distintas fases y corrientes. Se ha adaptado a las necesidades sociales, políticas y jurídicas de cada época. En la actualidad, se basa en un conjunto de principios que buscan asegurar que la justicia penal se aplique de manera equitativa y proporcional, respetando los derechos fundamentales de las personas y garantizando la seguridad jurídica.

Esta teoría no es solo un instrumento técnico para los juristas. Además de ello, cumple con una función esencial para la protección de los bienes jurídicos más importantes para la sociedad, como la vida, la libertad o la integridad física, por ejemplo. A través de ella, se delimitan las fronteras entre el comportamiento lícito e ilícito, contribuyendo a la prevención del delito y a la promoción de una convivencia pacífica.

Desde un punto de vista estructural, la teoría del delito se divide en varios elementos que permiten determinar si un acto en particular se puede considerar o no como un delito.

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¿Cuáles son los elementos de la teoría del delito?

La teoría del delito se compone de varios elementos esenciales que actúan como pasos a la hora de analizar la conducta punible. Cada uno de ellos tiene una función específica a la hora de determinar un delito, y se debe evaluar en un orden lógico para establecer si una conducta puede ser penalmente relevante. Veamos cuáles son los elementos de la teoría del delito:

Acción

La acción es el primer elemento en la teoría del delito y se refiere a la conducta humana, ya sea una acción o una omisión, que tiene un efecto en el mundo exterior. Sin acción, no hay delito. Se considera tanto la conducta activa como la omisiva. Por ejemplo, golpear a alguien es una acción, pero también lo es no auxiliar a alguien que está en peligro cuando se tiene la capacidad de hacerlo.

Además, la acción debe ser voluntaria, es decir, realizada con la voluntad consciente de ejecutar el comportamiento que se imputa. Por lo tanto, en este punto se excluyen los actos reflejos o los movimientos involuntarios, puesto que se consideran como delitos.

Tipicidad

Consiste en la adecuación de la conducta a la descripción de una infracción penal. Dicho de otro modo: para que una acción se considere un delito, debe encajar dentro de un tipo penal, que es una descripción normativa de una conducta prohibida por el ordenamiento jurídico.

El tipo penal funciona como una figura abstracta que recoge las características esenciales que una conducta debe tener para que se la considere como un delito. Asimismo, la tipicidad también incluye la consideración de las circunstancias agravantes o atenuantes que pueden modificar la gravedad del hecho delictivo.

Antijuridicidad

Este elemento se refiere a la contradicción de la conducta típica con el ordenamiento jurídico. Una conducta típica solo será punible si además es antijurídica, es decir, si lesiona o pone en peligro un bien jurídico protegido sin justificación alguna.

En esta etapa se estudia la existencia de causas de justificación que puedan excluir la antijuridicdad, como la legítima defensa o el estado de necesidad. Por ejemplo, una conducta típica como causar lesiones a otra persona podría no ser antijurídica si se realizó en defensa propia.

Culpabilidad

El elemento de culpabilidad evalúa si la persona pudo haber actuado de manera diferente, conforma a la ley, y si tenía la capacidad de entender el carácter ilícito de su conducta. Incluye varios subelementos:

  • Imputabilidad. Es la capacidad mental del sujeto para comprender la ilicitud del acto.
  • Conocimiento de antijuridicidad. Analiza si el sujeto sabía que lo que estaba haciendo era una conducta ilegal.
  • Exigibilidad de una conducta distinta. Estudia si la persona se encontraba en una situación donde se le podía exigir actuar conforme a la ley.

Punibilidad

Establece las consecuencias jurídicas de la conducta delictiva. Si la acción es típica, antijurídica y culpable, merece una sanción penal. Sin embargo, no todas las conductas que cumplen con los anteriores requisitos son punibles. ¿Por qué? Pues porque es posible que haya circunstancias que excluyan la imposición de una pena como, por ejemplo, la prescripción del delito o la aplicación de un indulto. También se evalúan factores como la reincidencia o el arrepentimiento del autor.

Imputabilidad

La imputabilidad es la capacidad del sujeto de ser declarado responsable penalmente por sus acciones. Este elemento tiene en cuenta si la persona tiene la madurez y las condiciones mentales necesarias para entender el carácter ilícito de su comportamiento y para actuar de acuerdo con esa misma comprensión.

Se puede ver afectada por varias circunstancias que pueden disminuir o anular la capacidad del sujeto para ser considerado a nivel penal, como por ejemplo:

  • Ser menor de edad.
  • Tener trastornos mentales.
  • Estar en estado de intoxicación.

Este marco teórico no solo busca garantizar una aplicación justa y equitativa del derecho penal, sino que también protege los derechos fundamentales de las personas. Comprenderla es básico para cualquier interesado en el ámbito forense y criminológico. ¿Es ese tu caso? Puedes aprender más acerca de esta teoría, sus aplicaciones, elementos y ramas a través del máster que te ofrece la Escuela de Postgrado de Psicología y Psiquiatría.

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