El Trastorno por Déficit de Atención (TDA) y el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) son condiciones neurobiológicas que afectan principalmente a la capacidad de concentración, el control de impulsos y, a veces, la actividad físicas. Aunque comparten síntomas y mecanismos subyacentes, no son exactamente lo mismo. Conocer las diferencias entre TDA y TDAH es fundamental para un diagnóstico preciso y un tratamiento adaptado a las necesidades de cada persona. ¿Nos acompañas para conocer en profundidad cuáles son?
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¿Cuáles son las diferencias entre TDA y TDAH?
Ambos trastornos suelen detectarse en la infancia, aunque también se pueden diagnosticar en la edad adulta. La identificación temprana ayuda a evitar problemas académicos, laborales y sociales, y permite implementar estrategias de apoyo que mejoren la calidad de vida. A continuación, exploramos en detalles las diferencias entre TDA y TDAH:
Presencia de hiperactividad
La diferencia más evidente es que el TDA no presenta síntomas de hiperactividad, mientras que el TDAH sí. En el TDA, la persona puede parecer tranquila o incluso pasiva, pero tiene grandes dificultades para concentrarse y mantener la atención en tareas específicas.
En cambio, el TDAH se caracteriza por una actividad física constante. La persona se mueve mucho, le cuesta permanecer sentada, habla en exceso o realiza movimientos repetitivos, incluso en momentos que requieren quietud.
Impulsividad
En el TDA la impulsividad suele estar ausente o es mínima, mientras que en el TDAH es un rasgo destacado. Las personas con TDAH tienden a actuar antes de pensar, interrumpir conversaciones, contestar sin reflexionar o tomar decisiones apresuradas. En el TDA, los errores provienen más de la falta de atención que de reacciones impulsivas.
Detección y diagnóstico
El TDA suele pasar desapercibido más fácilmente, especialmente en niños, ya que no presenta comportamientos disruptivos evidentes. Muchas veces se confunde con desinterés o timidez. Por el contrario, el TDAH suele detectarse antes porque la hiperactividad e impulsividad llaman la atención de padres y profesores, facilitando una evaluación temprana.
Impacto en el rendimiento escolar o laboral
Ambos trastornos tienen también un impacto diferente en contextos escolares y laborales. Mientras que las personas con TDA suelen presentar un bajo rendimiento porque no pueden concentrarse o seguir instrucciones, quienes tienen TDAH, además, suelen tener problemas con la disciplina. Esto puede ir acompañado de problemas con sus compañeros o dificultades para seguir un ritmo de trabajo estable, algo causado por la inatención, la hiperactividad y la impulsividad que les caracteriza.
Manifestación social
Las personas con TDA suelen ser más introvertidas o reservadas, participando poco en conversaciones o actividades sociales. En cambio, quienes tienen TDAH tienden a interactuar de manera más intensa, a veces interrumpiendo o dominando la conversación, lo que puede provocar tensiones o malentendidos.
Estrategias de afrontamiento
En el TDA, las estrategias se centran en mejorar la atención sostenida y la organización, con rutinas claras, recordatorios y técnicas de estudio adaptadas. Por otro lado, cuando nos centramos en el TDAH, además de trabajar la atención, es necesario incorporar herramientas para canalizar la energía física y mejorar el autocontrol, como pausas activas o técnicas de relajación.
Respuesta a tratamientos
Aunque tanto el TDA como el TDAH pueden beneficiarse de medicación estimulante o no estimulante, la dosis y el enfoque terapéutico pueden variar. La intervención en el TDA suele estar más orientada a mejorar la capacidad de concentración, mientras que en el otro caso es necesario incluir un plan para regular la conducta motora y la impulsividad.
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Evolución con la edad
Los síntomas de inatención del TDA suelen mantenerse estables o mejorar con estrategias de autocontrol aprendidas en la edad adulta. En cambio, aunque la hiperactividad física del TDAH tiende a disminuir con el tiempo, la impulsividad y la inquietud mental pueden persistir y afectar a la vida personal y profesional.
Grado de interferencia en la vida diaria
Ambos trastornos pueden afectar seriamente la calidad de vida, pero de forma distinta. Por ejemplo, las principales dificultades que plantea el TDA son la organización, la memoria de trabajo y la gestión del tiempo. Por su parte, además de estos retos, las personas que tienen TDAH también afrontan un mayor riesgo de conflictos sociales, sanciones escolares o laboral y la frustración fruto de la incapacidad de “frenar” las conductas impulsivas.
Imagen que proyectan a los demás
Finalmente, también encontramos diferencias entre TDA y TDAH en cuanto a la imagen que las personas que los sufren proyectan en los demás. En el primer caso, se suelen percibir como personas distraídas, lentas o desmotivadas. Una visión que difiere, y mucho, de cómo se perciben las personas con TDAH: inquietas, desobedientes o incluso problemáticas, aunque no exista una mala intención detrás de sus acciones.
Tabla comparativa de diferencias entre TDA y TDAH
Vemos mejor las diferencias entre ambos con la siguiente tabla comparativa:
Aspecto | TDA (Trastorno por Déficit de Atención) | TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad) |
Presencia de hiperactividad | No presenta hiperactividad. | Hiperactividad evidente, con movimiento constante. |
Impulsividad | Escasa o inexistente. | Alta impulsividad, actúa antes de pensar. |
Detección y diagnóstico | Más difícil de detectar; pasa desapercibido. | Suele diagnosticarse antes por comportamientos visibles. |
Impacto escolar o laboral | Problemas por inatención y desorganización. | Problemas por inatención y conductas disruptivas. |
Manifestación social | Tiende a la introversión o a ser reservado. | Interacción intensa, a veces interrumpe o domina conversaciones. |
Estrategias de afrontamiento | Técnicas para mejorar atención y organización. | Técnicas para atención, autocontrol y manejo de energía. |
Respuesta a tratamientos | Enfoque centrado en la concentración. | Enfoque combinado: concentración + control de hiperactividad. |
Evolución con la edad | Síntomas pueden mejorar con estrategias. | Hiperactividad disminuye, impulsividad puede persistir. |
Interferencia en la vida diaria | Dificultades en organización y memoria. | Problemas de organización y mayor riesgo de conflictos. |
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