El duelo migratorio es un proceso psicológico y emocional que experimentan las personas que se han visto forzadas a dejar su país de origen y establecerse en otro lugar. Este duelo no solo implica la pérdida del hogar físico, sino también de la cultura, las costumbres, los lazos familiares y, en muchos casos, la identidad. Migrar a un nuevo país puede ser una experiencia enriquecedora, pero también conlleva desafíos emocionales, pues implica enfrentarse a la incertidumbre, la nostalgia y la adaptación a una nueva cultura.

Aprender a identificar las causas del duelo y tratarlos con eficacia es el deber de un experto en salud mental con interés en mejorar y contribuir al bienestar de los demás.

¿Qué es el duelo migratorio y cuánto dura?

El duelo migratorio, también conocido como “duelo por pérdida cultural”, es un proceso de adaptación emocional que afecta a las personas que se trasladan a otro país. Similar al duelo que se experimenta tras la muerte de un ser querido, el duelo migratorio implica lidiar con la pérdida de un entorno familiar y seguro. Esta pérdida es multidimensional, pues se puede sentir nostalgia por la familia, los amigos, el idioma, las costumbres, la comida e incluso el clima.

El duelo migratorio, a diferencia de otros tipos de duelo, se caracteriza por la ambigüedad: no es una pérdida definitiva, pero sí una separación prolongada de muchos aspectos importantes de la vida anterior. Esta ambigüedad puede hacer que el duelo sea difícil de reconocer, tanto para la persona que lo experimenta como para quienes la rodean.

Cuánto dura el duelo migratorio

La duración del duelo migratorio puede variar considerablemente de una persona a otra. Para algunos, este proceso puede durar unos meses, mientras que para otros puede extenderse durante años. Factores como la edad, el motivo de la migración, el nivel de apoyo social, la personalidad y las condiciones del país receptor juegan un papel importante en la duración y la intensidad del duelo.

Fases del duelo migratorio

El duelo migratorio suele desarrollarse en fases, como otras clases de duelo. Es común que incluya estas etapas:

  1. Fase de shock o negación. Ocurre cuando la persona está todavía asimilando el cambio. En esta etapa, se puede experimentar euforia por la novedad del nuevo entorno o, por el contrario, una negación del impacto emocional de la migración.
  2. Fase de tristeza o melancolía. La persona empieza a ser consciente de la pérdida y se intensifica la nostalgia por el país de origen. Aparecen los sentimientos de tristeza, aislamiento o soledad.
  3. Fase de adaptación. Es el período en el que empieza la adaptación a la nueva realidad. Empieza a formar nuevas conexiones, a familiarizarse con la cultura local y a sentirse más cómoda en el nuevo entorno.
  4. Fase de aceptación. Es la etapa final, en la que la persona acepta la migración como parte de su vida y se siente en paz con su decisión. Es importante destacar que aceptar no significa olvidar el país de origen, sino encontrar un equilibrio emocional entre el pasado y el presente.

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¿Cómo se manifiesta el duelo migratorio?

El duelo migratorio puede manifestarse de muchas maneras, que incluyen áreas tanto del aspecto emocional como físico. Algunas de las manifestaciones más comunes del duelo migratorio incluyen:

Nostalgia

Es natural que las personas que han dejado su país de origen sientan una profunda añoranza por su hogar, su familia, sus amigos y las costumbres con las que crecieron. Este sentimiento puede ser especialmente intenso durante las primeras semanas o meses tras la migración, cuando la persona se encuentra en un entorno desconocido y aún no ha desarrollado vínculos fuertes en su nuevo hogar.

Tristeza o depresión

Muchas personas migrantes experimentan episodios de tristeza profunda, e incluso algunos pueden desarrollar síntomas de depresión. La pérdida de la red de apoyo social y familiar que existía en el país de origen puede hacer que la persona se sienta sola, incomprendida o abrumada por los desafíos de adaptarse a un nuevo país.

Ansiedad

La incertidumbre que conlleva adaptarse a un nuevo país puede generar altos niveles de ansiedad. Las personas migrantes suelen enfrentarse a numerosos desafíos, como aprender un nuevo idioma, adaptarse a una cultura diferente, buscar empleo o lidiar con trámites burocráticos. Esta incertidumbre sobre el futuro puede generar una sensación constante de preocupación o miedo.

Sentimientos de culpa

Este sentimiento es común en aquellos que emigran para buscar mejores oportunidades económicas, pero sienten que han “abandonado” a su familia o amigos en su país de origen. Estos sentimientos de culpa pueden ser difíciles de manejar y pueden obstaculizar el proceso de adaptación.

Dificultad para integrarse

La integración en un nuevo país no siempre es fácil. Las barreras culturales y lingüísticas pueden dificultar la creación de nuevas relaciones y el establecimiento de una nueva rutina. Las personas migrantes pueden sentirse “fuera de lugar” o no reconocidas en su nuevo entorno, lo que puede agravar su sentimiento de pérdida.

Problemas físicos

El estrés crónico que conlleva la migración puede desencadenar síntomas como dolores de cabeza, problemas digestivos, fatiga constante o debilitamiento del sistema inmunológico. Además, la falta de acceso a sistemas de salud familiarizados con el historial médico del migrante puede hacer que estos problemas no se aborden de manera adecuada.

Tal vez te interese conocer cuáles son los principales tipos de duelo y cuál de ellos es el más difícil de superar.

Cómo superar el duelo migratorio

No es fácil, pero hay estrategias que pueden ayudar a las personas migrantes a enfrentar este proceso emocional de manera más saludable. Estas son algunas técnicas para superar el duelo migratorio:

  1. Aceptar las emociones. Reconocer que la tristeza, la nostalgia y la ansiedad forman parte de la experiencia migratorio. Tratar de reprimirlas puede prolongar el duelo y dificultad la adaptación.
  2. Buscar apoyo social. Establecer relaciones con otras personas en el país de destino, ya sea a través de grupos comunitarios, actividades sociales o colegas de trabajo.
  3. Mantener costumbres y tradiciones. Aunque adaptarse a la nueva cultura es fundamental para la integración, no es necesario abandonar las costumbres y tradiciones del país de origen. Mantener ciertos aspectos de la vida anterior, como comidas típicas, fiestas tradicionales o hablar el idioma materno.
  4. Establecer nuevas rutinas. Proporcionan estructura y estabilidad, lo que ayuda a reducir la incertidumbre y el estrés.
  5. Ser paciente. Superar el duelo migratorio lleva tiempo. Hay que recordar que adaptarse a un nuevo país y superar las emociones de pérdida es un proceso gradual.
  6. Abrazar la multiculturalidad. Aprender a disfrutar de las diferencias culturales en lugar de verlas como barreras puede transformar el duelo migratorio en una oportunidad de crecimiento personal.

Esta clase de duelo es uno de los más complejos, pero a través de la psicoterapia es posible redirigirlo hasta una comprensión más sana de este cambio en la vida. Aprende todo sobre salud mental con la especialización que te ofrecemos desde la Escuela de Postgrado de Psicología y Psiquiatría. ¡Consulta todo lo que te aportará y matricúlate!

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