La ansiedad es una emoción natural que todos experimentamos en algún momento de la vida, sobre todo ante situaciones de estrés o incertidumbre. No obstante, para algunas personas puede convertirse en una condición persistente que interfiere en su bienestar y salud. ¿Quieres conocer cuáles son los 10 efectos de la ansiedad en el cuerpo? Entonces, acompáñanos: te contamos cuáles son y cómo se sienten las personas con ansiedad en este blog.

¿Cómo se siente una persona que sufre de ansiedad?

Una persona que sufre de ansiedad se siente en un estado constante de nerviosismo, preocupación y miedo. Esto sucede incluso aunque no haya una amenaza inmediata. De hecho, las personas con ansiedad sienten a menudo que están siempre al límite, con una sensación inminente de que algo malo va a suceder.

Este estado mental no solo afecta las emociones y los pensamientos, sino que también se manifiesta en el cuerpo y produce varios síntomas físicos. Muchas personas sienten que la mente está sobrecargada, experimentan dificultades para concentrarse y tomar decisiones. La preocupación constante puede convertirse en un ciclo de pensamientos intrusivos que agravan aún más la ansiedad, lo que hace que la persona se sienta atrapada en un bucle sin salida.

Estos son algunos ejemplos de pensamientos intrusivos que tienen personas con ansiedad.

10 efectos de la ansiedad en el cuerpo

Cómo comentábamos, la ansiedad puede ser una condición profundamente dolorosa para quién la sufre y, aunque sus orígenes están en la mente, puede manifestarse a través de sus síntomas físicos. Veamos los principales 10 efectos de la ansiedad en el cuerpo.

Aceleración del ritmo cardíaco

Uno de los primeros síntomas físicos que suelen manifestarse cuando una persona experimenta ansiedad es la aceleración del ritmo cardíaco, conocida también como taquicardia. Este efecto es una respuesta del sistema nervioso simpático, que prepara al cuerpo para reaccionar ante un peligro percibido. Durante un episodio de ansiedad, el cuerpo libera hormonas del estrés, como la adrenalina, que hacen que el corazón bombee más sangre a los músculos para prepararlos para una posible acción rápida como huir o luchar.

Sin embargo, cuando no hay una amenaza real, este aumento puede resultar desconcertante y aterrador, e intensificar la ansiedad. La taquicardia persistente no solo es incómoda, sino que también puede provocar otros síntomas, como mareos y falta de aliento, creando un ciclo de ansiedad física y emocional.

Dificultad para respirar

La dificultad para respirar, también conocida como disnea, es la sensación de poder llenar completamente los pulmones de aire o de que la respiración es superficial y rápida. Se trata de una hiperventilación que aparece como respuesta al estrés, lo que hace que los niveles de dióxido de carbono presentes en la sangre se reduzcan.

La sensación de falta de aire puede ser aterradora, por lo que la persona puede respirar aún más rápido y perpetuar la hiperventilación en un ciclo vicioso que causa ahogo, opresión en el pecho y, en algunos casos, un miedo intenso a desmayarse o perder el control.

Tensión muscular

Bajo el efecto del estrés, los músculos del cuerpo, especialmente los de la mandíbula, el cuello, los hombros y la espalda, tienden a contraerse involuntariamente. Esta contracción constante de los músculos puede provocar dolores crónicos, rigidez y una sensación general de malestar.

Con el tiempo, la tensión muscular puede llevar a otros problemas de salud, como dolores de cabeza tensionales, trastornos temporomandibulares (como el bruxismo, por ejemplo) y problemas posturales. Esta rigidez muscular no provoca solamente dolor físico, sino que puede ser un problema y afectar a la movilidad de una persona y su capacidad para realizar actividades cotidianas, algo que contribuye a un mayor estrés y ansiedad.

Problemas digestivos

El sistema digestivo está estrechamente relacionado con el sistema nervioso, lo que significa que las emociones pueden tener un impacto directo en la función gastrointestinal. La ansiedad puede alterar el proceso digestivo, llevando a una serie de síntomas incómodos. Entre los problemas digestivos más comunes asociados con la ansiedad se encuentran los dolores de estómago, las náuseas, la diarrea y el estreñimiento.

Además, la ansiedad contribuye a exacerbar los trastornos digestivos ya existentes. Un ejemplo de ello es el síndrome del intestino irritable (SII). Durante períodos de ansiedad es común que el proceso de digestión se ralentice, lo que puede provocar una sensación de pesadez y malestar abdominal. A la inversa, la ansiedad puede acelerar el tránsito intestinal resultando en diarrea.

No te pierdas este blog sobre la relación entre el SIBO y la ansiedad.

Sudoración excesiva

Conocida médicamente como hiperhidrosis, la sudoración excesiva puede ocurrir incluso en situaciones de calma, provocando incomodidad y vergüenza social. No se limita solo a las axilas; también puede afectar las palmas de las manos, la frente e incluso todo el cuerpo. Esto puede traer consigo un ciclo de retroalimentación negativa, donde la preocupación por sudar aumenta todavía más la ansiedad y perpetúa el problema.

Fatiga y cansancio

Vivir en un estado constante de tensión y preocupación consume una gran cantidad de energía, lo que puede llevar a una sensación persistente de cansancio y agotamiento físico. La fatiga asociada con la ansiedad no se alivia fácilmente.

El cansancio que provoca la ansiedad no puede aliviarse sólo con el descanso o el sueño, por lo que puede conllevar una sensación de agotamiento continuo que influye en el rendimiento, la productividad y el bienestar general. Además, es habitual que este cansancio vaya acompañado por una falta de motivación y una disminución en la capacidad de concentrarse, lo que puede complicar aún más la vida diaria y las responsabilidades laborales o personales.

Dolores de cabeza

Los dolores de cabeza son un síntoma físico común de la ansiedad y pueden ser desde una leve molestia hasta un dolor severo. Los dolores de cabeza tensionales son particularmente frecuentes, causados por la contracción constante de los músculos del cuello y la cabeza debido al estrés y la preocupación.

Además de los dolores de cabeza tensionales, la ansiedad puede desencadenar migrañas en aquellas personas que tienen predisposición a sufrirlas. Estos dolores pueden ser debilitantes e interferir en la capacidad de realizar tareas diarias y aumentar el malestar general.

Aprende cómo tratar a una persona con ansiedad y cómo es su comportamiento a la hora de relacionarse.

Problemas para dormir

La mente ansiosa a menudo está tan llena de preocupaciones y pensamientos intrusivos que es difícil desconectar y relajarse lo suficiente como para conciliar el sueño. Incluso si se logra dormir, es habitual que las personas con ansiedad tengan un sueño interrumpido, con despertares frecuentes, sueños inquietantes y que, en definitiva, no sea reparador.

Con el tiempo, el insomnio crónico puede llevar a una serie de problemas de salud adicionales, como trastornos del estado de ánimo, disminución del rendimiento cognitivo y debilitamiento del sistema inmunológico.

Sensación de mareo o vértigo

Esta sensación puede ser causada por la hiperventilación, que altera el equilibrio de oxígeno y dióxido de carbono en la sangre. El resultado es una sensación de inestabilidad o de que el entorno está girando, lo que puede ser extremadamente desorientador. Este síntoma puede hacer que las actividades cotidianas, como conducir o caminar por espacios abiertos, se sientan peligrosos o imposibles, limitando la independencia y la calidad de vida de la persona afectada.

Sistema inmunológico debilitado

La ansiedad crónica puede tener un impacto negativo en el sistema inmunológico, debilitándolo y haciendo que el cuerpo sea más susceptible a enfermedades e infecciones. El estrés constante provoca la liberación de cortisol, una hormona que, en niveles elevados y prolongados, puede suprimir la función inmunológica.

Un sistema inmunológico debilitado significa que las personas con ansiedad crónica pueden encontrar más difícil luchar contra virus y bacterias, resultando en resfriados más frecuentes, infecciones y una mayor vulnerabilidad a enfermedades. Además, la capacidad del cuerpo para recuperarse de una enfermedad también puede verse comprometida, prolongando la duración y la severidad de los síntomas.

Estos 10 efectos de la ansiedad en el cuerpo pueden ser debilitantes y confusos, pero es posible abordar la ansiedad en terapia psicológica y reducirlos de manera satisfactoria. Aprende más sobre salud mental con la especialización que te ofrece nuestra escuela y descubre todo lo que necesitas para convertirte en un experto en psicología.

¡Solicita toda la información e inscríbete!

Máster en Salud Mental