La salud mental afecta al cerebro. ¿Nunca te has preguntado cómo es un cerebro con ansiedad? Cuando este órgano está continuamente sometido a estrés y presión, es posible que sufra alguna alteración física. Hoy te contamos qué cambios se producen en un cerebro con ansiedad, ¡quédate para descubrirlo!

¿Qué pasa en el cerebro cuando hay ansiedad?

La ansiedad es una respuesta natural del cuerpo ante situaciones percibidas como amenazantes o estresantes. Sin embargo, cuando esta respuesta se activa de manera desproporcionada o constante, puede conducir a un trastorno de ansiedad. El cerebro juega un papel central en la manifestación de la ansiedad, ya que es el encargado de interpretar las amenazas y desencadenar la respuesta correspondiente.

La respuesta al miedo de la amígdala

Una de las estructuras cerebrales más involucradas en la ansiedad es la amígdala, una pequeña región en forma de almendra ubicada en el sistema límbico. La amígdala es responsable de procesar emociones como el miedo y la ansiedad. Cuando el cerebro percibe una amenaza, esta se activa y envía señales a otras partes del cerebro y el cuerpo para iniciar la respuesta de “lucha o huida”, la cual incluye la liberación de hormonas del estrés como el cortisol y la adrenalina, que preparan al cuerpo para enfrentarse a un peligro.

En personas con ansiedad, la amígdala puede ser hiperactiva o hipersensible, lo que significa que puede reaccionar de manera exagerada a estímulos que no son verdaderamente peligrosos. Esta sobreactivación puede llevar a una constante sensación de alerta y temor incluso en situaciones seguras.

La corteza prefrontal y la regulación emocional

Otra parte crucial del cerebro en la ansiedad es la corteza prefrontal, que se encarga de funciones cognitivas superiores como la toma de decisiones, la planificación y la regulación de las emociones. La corteza prefrontal ayuda a evaluar las amenazas y a controlar las respuestas emocionales generadas por la amígdala.

En personas con ansiedad, puede haber un desequilibrio en la comunicación entre la amígdala y la corteza prefrontal. La corteza prefrontal puede tener dificultades para inhibir o regular las respuestas de miedo exageradas generadas por la amígdala, lo que resulta en una mayor sensación de ansiedad.

El hipocampo y los recuerdos traumáticos

El hipocampo es otra estructura del sistema límbico que está involucrada en la memoria y en la codificación de experiencias pasadas. En personas con trastornos de ansiedad, el hipocampo puede jugar un papel en la perpetuación de la ansiedad al facilitar la evocación de recuerdos traumáticos o negativos. Estos recuerdos pueden ser reactivados por la amígdala, reforzando el ciclo de ansiedad.

Los neurotransmisores y la ansiedad

La ansiedad también está relacionada con los neurotransmisores, que son sustancias químicas que permiten la comunicación entre las neuronas. Dos de los neurotransmisores más relevantes en la ansiedad son el ácido gamma-aminobutírico (GABA) y la serotonina.

  • GABA. Es un neurotransmisor inhibidor que ayuda a calmar la actividad neuronal. En personas con ansiedad, puede haber una disfunción en el sistema GABA, lo que dificulta la capacidad del cerebro para relajarse y reducir la excitación nerviosa.
  • Serotonina. Este neurotransmisor está asociado con la regulación del estado de ánimo, el sueño y el apetito. Un desequilibrio en los niveles de serotonina puede contribuir a los síntomas de ansiedad, y es por eso que muchos tratamientos para la ansiedad, como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), están diseñados para aumentar los niveles de serotonina del cerebro.

No te pierdas: Esta es la relación entre la serotonina y la ansiedad.

¿Cómo es un cerebro con ansiedad?

Un cerebro con ansiedad presenta una serie de características distintivas que afectan tanto su estructura como su funcionamiento. Estos cambios pueden ser observados a través de técnicas de neuroimagen y estudios clínicos, que revelan cómo la ansiedad altera el cerebro a nivel neurobiológico.

  • Amígdala. La amígdala tiende a ser hiperactiva, lo que significa que la persona es más propensa a experimentar miedo y ansiedad ante estímulos que podrían no ser peligrosos.
  • Corteza prefrontal. Puede mostrar una actividad reducida en personas con ansiedad, lo que dificulta la capacidad del cerebro para regular las emociones y controlar las respuestas de miedo provocadas por la amígdala.
  • Hipocampo. Puede ser más pequeño en personas que han experimentado ansiedad crónica o trastornos de ansiedad severa. Un hipocampo reducido puede estar relacionado con una capacidad reducida de procesar y almacenar recuerdos de manera saludable, lo que explicaría la tendencia a revivir experiencias traumáticas o estresantes.
  • Circuitos neuronales. Presentan alteraciones en cerebros con ansiedad, especialmente en los que conectan la amígdala, la corteza prefrontal y el hipocampo. Pueden hacer que las señales de ansiedad sean más fuertes y difíciles de controlar y contribuir a la persistencia de la ansiedad, haciendo que las respuestas de miedo y estrés se vuelvan crónicas.
  • Neuroplasticidad. Se ve afectada en personas con ansiedad, lo que dificulta la capacidad del cerebro para recuperarse de experiencias estresantes y aprender a gestionar el estrés.
  • Desequilibrio anímico. Hay un desequilibrio de neurotransmisores que puede hacer que sea más difícil para el cerebro calmarse y regular el estado de ánimo, lo que contribuye a la ansiedad.

La ansiedad tiene efectos sobre el cuerpo que van más allá del desequilibrio emocional. ¿Quieres aprender qué estrategias emplean los profesionales para abordar este trastorno? Especialízate en salud mental y aprende todo lo que necesitas para convertirte en un experto en bienestar emocional.

Máster en Salud Mental