La gestión de las emociones previene la aparición de la ansiedad y la depresión. Gracias a las técnicas de control emocional es posible identificar cada una de las emociones, reconocerlas y ajustarlas para mantener la estabilidad mental. Hoy te ofrecemos 10 consejos para trabajarla, ¡toma nota!

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Síntomas de una mala gestión de las emociones

Las emociones son una parte esencial de nuestra vida, pero cuando no sabemos manejarlas adecuadamente, pueden afectar nuestro bienestar personal, nuestras relaciones y nuestro desempeño en diversas áreas. Pero, ¿cómo saber cuándo necesitamos gestionar mejor las emociones? Hay algunas señales que indican que no gestionamos bien las emociones:

  1. Reacciones desproporcionadas. Si respondes de forma exagerada a situaciones cotidianas, como sentirte extremadamente molesto por pequeños contratiempos o tener arranques de ira sin motivo aparente, puede ser una señal de que necesitas controlar mejor tus emociones.
  2. Dificultad para identificar lo que sientes. Muchas personas experimentan emociones intensas, pero no logran identificar qué están sintiendo o por qué. Esto puede generar confusión y frustración, dificultando la resolución de problemas emocionales.
  3. Estrés constante o ansiedad recurrente. Si te sientes abrumado la mayor parte del tiempo o te dan ansiedad situaciones comunes, podría ser indicativo de que no estás gestionando tus emociones de manera saludable.
  4. Problemas en las relaciones. La incapacidad de expresar tus emociones de manera adecuada puede generar conflictos con amigos, familiares o compañeros de trabajo. Esto incluye actitudes como el aislamiento, la agresividad o la falta de empatía.
  5. Evitar enfrentar emociones. Si tiendes a ignorar tus sentimientos o los encubres con distracciones como el trabajo excesivo, las redes sociales o hábitos poco saludables, estás posponiendo un problema que eventualmente puede agravarse.

Sin embargo, existen muchos métodos para aprender control emocional y estrategias que te ayudarán a trabajar la forma en que manejas tus emociones. ¡Sigue leyendo para descubrirlas!

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Cómo trabajar la gestión de las emociones

Trabajar la gestión de las emociones es de suma importancia para nuestro bienestar emocional. Gracias a este trabajo podemos mantener relaciones interpersonales saludables, tomar decisiones de manera informada, reducir el estrés y alcanzar el éxito personal y, muchas veces, profesional. Por ello, aprender las técnicas de gestión emocional puede marcar la diferencia.

Conoce las emociones

Reconocer las emociones es el primer paso para aprender a gestionarlas. Presta atención a cómo te sientes en diferentes momentos para poder abordar cada uno de los sentimientos adecuadamente. Una de las técnicas que pueden ayudarte es practicar la atención plena: 5 minutos al día son suficientes.

Autorreflexión

Pregúntate por qué tienes ciertos sentimientos en ocasiones concretas, cuáles son las causas subyacentes. Este proceso te ayudará a comprender mejor cuáles son tus reacciones emocionales y podrás conocerte mejor. Una técnica para ello es mantener un diario de emociones y escribir cómo te has sentido a lo largo del día. ¡Importante! Toma notas con papel y bolígrafo; numerosos estudios demuestran que escribir a mano permite conectar más a nivel emocional con el texto.

Aceptación

No te avergüences de tus sentimientos. Acéptate tal y como eres, sin juzgar si tus emociones son buenas o malas. Todas ellas tienen un propósito y pueden proporcionar información valiosa sobre tus necesidades y deseos.

Muchas veces evitamos sentir ira, por ejemplo, por miedo a que eso dañe nuestra relación con los demás. Recuerda: una emoción por sí misma no puede hacer daño, lo que hace daño son las acciones. Y estas sí podemos controlarlas.

Mindfulness

La atención plena contribuye a mantener la calma cuando estamos ante situaciones de una gran intensidad emocional. Permite enfocarse en el presente y evitar que nos abrumen las emociones negativas.

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Obsérvate

El ejercicio de observarse ante el espejo consiste en plantarnos ante nuestro reflejo cuando detectamos que nos aborda una emoción negativa. Debemos mirarnos y sonreir, aunque no tengamos ganas, y veremos cómo se liberan endorfinas que harán que nos sintamos mejor y contribuyan a calmarnos. Gracias a este proceso, recuperaremos la calma y podremos ver la situación desde otra perspectiva.

Pensamientos positivos

Cuando aparecen emociones y pensamientos negativos es muy fácil terminar obsesionándonos con ellos. Sin embargo, eso no contribuye al bienestar, quita tiempo y roba energía. Lo más indicado es detectarlas, analizarlas y dejarlas pasar sin recrearnos en ellas ni darles demasiadas vueltas. En su lugar, es preferible centrar nuestra atención en las emociones positivas y aquellas que nos hacen felices.

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Voluntad

Mantener una actitud positiva y comprometernos con las metas es lo que hace que consigamos gestionar mejor las emociones. Si nos compadecemos de nosotros mismos, nos juzgamos injustamente y utilizamos la culpa como excusa, nunca vamos a mejorar.

Escucha activa

Si queremos entender mejor las emociones de los demás debemos practicar la escucha activa. Esta va mucho más allá de simplemente oír, sino que tenemos que comprender lo que nos cuentan, entender cuáles son sus sentimientos y empatizar con ellos.

Practica estrategias para mejorar la estabilidad emocional.

Liberación del estrés

Algunas de las técnicas de liberación del estrés más conocidas son la meditación, el yoga o simplemente practicar ejercicio de forma regular; cada uno tiene sus propias técnicas y hobbies que le ayudan a desconectar y liberar energía. Además, permiten reducir la intensidad de las emociones y mantener el equilibrio emocional.

Apoyo profesional

Finalmente, cuando las emociones se desbordan y no hay manera de controlarlas, lo mejor es buscar apoyo profesional. En este punto es cuando se suele tomar la decisión de acudir a un psicólogo o a una psicóloga, puesto que pueden ofrecer una mayor estabilidad, pautas para manejar las emociones y ejercicios de autoconocimiento para obtener herramientas de gestión de emociones más efectivas.

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