La bulimia nerviosa es un trastorno alimenticio caracterizado por episodios recurrentes de ingesta excesiva de alimentos seguidos de comportamientos compensatorios. No solo tiene efectos físicos graves, sino que está estrechamente vinculado a problemas de salud mental como la depresión. La coexistencia de bulimia y depresión es común y puede intensificar los síntomas de ambos trastornos. Veamos con mayor claridad cómo se relacionan a continuación.
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¿Qué tiene que ver la depresión con los trastornos alimenticios?
La relación entre bulimia y depresión es estrecha. La depresión es un trastorno mental caracterizado por una profunda tristeza, desesperanza y falta de interés en las actividades diarias. Puede ser tanto causa como consecuencias de los trastornos alimenticios.
En muchos casos, la depresión precede al desarrollo de un trastorno alimenticio, ya que las personas que experimentan sentimientos de baja autoestima, desesperanza o culpa pueden recurrir a conductas alimenticias destructivas como una forma de lidiar con su dolor emocional.
Relación entre bulimia y depresión
La bulimia nerviosa no solo puede surgir como un intento de manejar los síntomas depresivos, sino que puede intensificar los síntomas y crear un ciclo destructivo muy difícil de romper. A menudo, las personas con bulimia experimentan emociones negativas intensas antes y después de los episodios de atracones y purgas. Estas emociones puede incluir tristeza, ansiedad, culpa y una profunda insatisfacción con uno mismo. Por ello, los atracones ofrecen un alivio temporal, pero rápidamente es seguido por una sensación de pérdida de control y desesperanza.
Además, los factores de riesgo para la bulimia son los mismos que para la depresión:
- Baja autoestima.
- Preocupación excesiva por el peso y la apariencia física.
- Historia de traumas o abusos.
- Sentimientos de culpabilidad e inferioridad.
Numerosas investigaciones han demostrado que hasta el 70% de las personas con bulimia también cumplen con los criterios para un diagnóstico de depresión mayor en algún momento de sus vidas. Este alto nivel de comorbilidad indica que la depresión no solo es un factor contribuyente en el desarrollo de la bulimia, sino que también es una barrera significativa para la recuperación.
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¿Cómo tratar la bulimia desde la psicología?
El tratamiento de la bulimia desde la psicología requiere un enfoque integral que aborde tanto los síntomas como los problemas emocionales subyacentes. Algunas de las estrategias más empleadas para ello son:
Terapia cognitivo-conductual
Es una de las formas más eficaces y se centra en identificar y modificar patrones de pensamiento y comportamiento disfuncionales que contribuyen a la bulimia. Por ejemplo, ayuda a los pacientes a desafiar las creencias distorsionadas sobre la comida, el peso y la autoimagen, y a desarrollar habilidades para manejar los desencadenantes de los episodios de atracones y purgas.
Terapia interpersonal
Se enfoca en mejorar las relaciones interpersonales y la comunicación, lo que puede ser particularmente útil para los pacientes que experimenten problemas en sus relaciones como resultado de un trastorno alimenticio. También puede ayudar a abordar la depresión, ya que mejora el apoyo social y reduce el aislamiento, que son factores clave en el mantenimiento de los síntomas depresivos.
Terapias de grupo
Los grupos de terapia ofrecen un entorno de apoyo donde los pacientes pueden compartir sus experiencias con otros que enfrentan desafíos similares. Esto puede ayudar a reducir los sentimientos de aislamiento y vergüenza que a menudo acompañan a la bulimia y la depresión. La terapia de grupo también proporciona un espacio para aprender nuevas estrategias de afrontamiento y recibir apoyo emocional de los compañeros.
Terapia familiar
Puede ser especialmente beneficiosa para adolescentes y jóvenes con bulimia. Involucrar a la familia en el proceso de tratamiento puede mejorar la comunicación y el apoyo dentro del hogar, lo que es crucial para la recuperación. Además, la terapia familiar puede ayudar a los miembros de la familia a entender mejor el trastorno alimenticio y cómo pueden apoyar al ser querido en su recuperación.
Tratamiento farmacológico
En algunos casos, puede que sea necesario complementar la terapia psicológica con medicamentos, especialmente si la depresión es severa. Los antidepresivos, como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, han demostrado ser útiles tanto para reducir los síntomas de la depresión como para disminuir los episodios de atracones y purgas.
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