El aumento del interés en el autocuidado y el autoconocimiento ha traído a la luz un concepto cada vez más utilizado: el eneagrama de la personalidad. Cada uno de nosotros tiene una naturaleza dominante. Ya seamos más controladores o más mediadores, o puede que entusiastas u observadores, todas estas características se recogen en el eneagrama. Quédate con nosotros para conocer cómo funciona, para qué sirve y cuáles son los 9 tipos de personalidad que existen.
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Índice de contenidos
¿Qué es el eneagrama de la personalidad?
El eneagrama de la personalidad es un mapa, una representación de cuáles son las principales identidades y temperamentos. Este esquema define hasta 9 tipos de personalidad según las virtudes, rasgos, defectos y tendencias psicológicas del individuo. A cada una de estas clasificaciones se les llama ‘eneatipos‘ y, aunque nadie es 100% del tipo 1 o del tipo 6, por ejemplo, siempre hay uno de ellos que predomina sobre los demás y que define nuestra conducta.
Estos 9 temperamentos pueden agruparse en tres tipos de carácter. Esta clasificación también se denomina tríada caracterial:
- Caracteres instintivos (eneatipos 8, 9 y 1).
- Caracteres emocionales (eneatipos 2, 3 y 4).
- Caracteres mentales (eneatipos 5, 6 y 7).
¿Para qué sirve el eneagrama de la personalidad?
El propósito del eneagrama es aprender acerca de uno mismo y de los demás. A través de las herramientas que pone a nuestro alcance podemos conocer nuestros patrones y los hábitos asociados a nuestro eneatipo, de modo que podamos detectar las conductas tóxicas y corregirlas para lograr el bienestar.
Además, el eneagrama de la personalidad permite comprender aquellas partes de nosotros mismos que no entendemos. A través del autoconocimiento, el eneagrama accede a aquellas heridas de la infancia que condicionaron nuestro desarrollo. Se trata, pues, de una herramienta muy útil para conocer a las personas en el ámbito de la psicología y poder trazar una ruta efectiva para abordar los problemas que afrontan en la actualidad.
¿Cuáles son las 9 personalidades del eneagrama?
A continuación, veamos cuáles son los 9 eneatipos y cómo se debe diseñar el abordaje psicológico en cada uno de ellos.
Eneatipo 1: quiere ser perfecto
Para una persona del eneatipo 1, nada es nunca lo suficientemente perfecto. Son individuos con un altísimo nivel de autoexigencia y muy críticos consigo mismos. Esto se debe a que, durante su infancia, tuvieron una sensación de insuficiencia e imperfección que les marcó y condicionó su desarrollo.
Como la perfección no existe, el eneatipo 1 suele enfadarse y frustrarse con facilidad, por lo que su principal defecto es la ira, que camufla bajo una gran cantidad de normas, protocolos, leyes… porque la ira les parece un sentimiento intolerable.
Tienen miedo a que les consideren malos. La mediocridad, la corrupción, los defectos y la imperfección son lo que más les aterra. Por eso se esfuerzas tanto y son tan susceptibles a las críticas o juicios. El mayor reto en terapia es comprender cómo seguir mejorando aceptándose tal como son.
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Eneatipo 2: necesita amor
Alguien del eneatipo 2 piensa que amarse a uno mismo es un acto egoísta. Lo importante para ellos es priorizar siempre las necesidades de los demás porque, de esta manera, podrá ser querido y feliz. Suelen considerar que saben mejor que los demás qué es lo que les conviene y suelen echar en cara lo que hacen por la gente.
Este tipo de conductas están basadas en que durante su infancia no se sintieron dignos de amor. Asocian sus primeros años con tener que anteponer las necesidades de los demás (padres o hermanos, por ejemplo) a las suyas.
Tienen miedo a ser indignos del cariño de la gente. Creen que si dan mucho amor y mucha atención, más se les devolverá. Además, contemplan el mundo como un sitio lleno de gente que depende de ellos y eso les lleva a la soberbia. Este sentimiento les impide reconocer sus propias necesidades y a creer que los demás les necesitan para solventar sus problemas.
Eneatipo 3: necesita valoración
Las personas que se identifican con el eneatipo 3 piensan que si no destacan, brillan o sobresalen en algún ámbito concreto, no serán tomados en cuenta. Suelen ser personas obsesionadas con el éxito y reconocimientos a quiénes les importa demasiado lo que piensen los demás.
Este tipo de conducta se debe a que tuvieron la sensación de no ser valiosos durante su infancia. Para poder compensar esta sensación buscan la admiración constante de los demás y, en el proceso, acaban por olvidarse de quien son en realidad. Se convierten en personas presumidas, ambiciosas y competitivas.
El mayor miedo del eneatipo 3 es ser considerado un fracasado, puesto que ven el mundo como un lugar que sólo valora a los ganadores. Este temor les lleva a la vanidad para conquistar la admiración ajena. Quieren ser vistos como triunfadores.
Eneatipo 4: necesita atención
El eneatipo 4 está constantemente mirándose al ombligo, pero ni siquiera así se ve a sí mismo. Se creen el centro del Universo y necesitan que los demás los descubran. Su egocentrismo suele llevarles a hablar demasiado sobre emociones y sentimientos pero, a pesar de ello, se sienten incomprendidos. Este carácter del eneagrama de la personalidad se define por padecer vaivenes emocionales de forma más o menos recurrente.
Durante su infancia tuvieron la sensación de ser inferiores. Para compensarlo, intentan convertirse en una persona única y especial. Esto les lleva a compararse con los demás y creer que les falta ‘algo’ para lograr la felicidad, lo que les sitúa muy cerca de la envidia, la tristeza y la melancolía.
Tienen miedo a que les consideren vulgares y corrientes. Suelen ser personas que aprendieron durante su infancia que tienen que manifestar grandes cualidades para llamar la atención de los demás, incluso de sus padres.
Eneatipo 5: teme expresar sentimientos
Las personas del eneatipo 5 se definen por su miedo a no poder relacionarse con los demás. Les abruman los sentimientos y el contacto físico les incomoda. Quiénes les rodean les describirían como distantes, fríos, reservados… Suelen encerrarse en su soledad y adentrarse en su mundo racional, teórico e intelectual.
Las personas que se identifican con esta personalidad del eneagrama tienen la sensación de que no son capaces. Asocian su infancia al miedo de que sus padres les abrumaran emocionalmente, puesto que invadían su espacio y su intimidad. Esto les llevó a aprender que para sentirse confiados, debían refugiarse en su mente.
El eneatipo 5 tiene miedo a ser ignorante e incapaz de vivir en el mundo. Temen no poder expresar y compartir sentimientos, y también no poder estar a la altura de las exigencias emocionales. Su principal defecto es la avaricia; creen que si comparten emocionalmente con los demás, se lo quitarán todo.
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Eneatipo 6: teme tomar decisiones
El eneatipo 6 tiene la sensación de no poder confiar en sí mismo y por ello tiene tendencia a preguntar a los demás acerca de qué hacer con su vida. Son personas sumidas en un estado de alerta perenne porque se sienten inseguros y no se ven capaces de hacer frente a imprevistos. Como constantemente busca sentirse seguro y tener certezas absolutas, le cuesta mucho tomar decisiones.
Asocian su infancia al miedo de no disponer del apoyo de sus padres para poder orientarse en la vida. Un rasgo común en ellos es que suelen recordar que debían seguir la ruta marcada por la autoridad para sentirse seguros, pero que también se rebelaban, lo que les llevó a interiorizar que no estaba bien confiar en uno mismo.
Ven el mundo como un lugar inseguro que les obliga a estar constantemente alerta ante posibles peligros. Sin embargo, su principal defecto es la cobardía, que les causa ansiedad ante situaciones que no han ocurrido.
Eneatipo 7: teme sufrir
Las personas con este eneatipo no soportan contactar con el vacío existencial y desarrollan una personalidad alegre y divertida como mecanismo de defensa. Suelen ser personas hiperactivas y hedonistas que buscan el placer a corto plazo. El eneatipo 7 es un experto a la hora de tapar su malestar mediante planes, adicciones o entretenimiento.
Estos individuos sienten que fueron desatendidos prematuramente en su infancia y recuerdan haber recurrido a juguetes y experiencias gratificantes para sentirse seguros. Por ello, aprendieron que no estaba bien sentir dolor ni tristeza.
El miedo del eneatipo 7 es quedarse sin nada y sentir dolor y sufrimiento. Les aterra la idea de conectar con su ansiedad y su vacío interiores. En esta línea, ven el mundo como un lugar lleno de oportunidades para escapar del dolor. El mayor desafío en terapia es aprender a ser felices y, al mismo tiempo, abordar el vacío y dolor en su interior.
Eneatipo 8: quiere tener el control
El eneatipo 8 busca protegerse tras una coraza y vive a la defensiva. Estos temperamentos del eneagrama de la personalidad suelen reaccionar de manera agresiva y beligerante cuando se sienten amenazadas debido al miedo que les hagan daño, les controlen o les dominen. Su conducta se fundamenta en la sensación de vulnerabilidad e indefensión.
Son personas que tuvieron que hacer frente a un conflicto grave en su infancia que les arrancó la inocencia. Se sintieron desprotegidos y vulnerables, puesto que sus padres no se hicieron cargo de la situación.
Quienes se identifican con el eneatipo 8 tienen miedo a ser heridos, controlados o dominados, y ven el mundo como un lugar injusto y conflictivo donde sobreviven los fuertes. Por ello, aparte de protegerse a sí mismos, también tienen estas conductas protectoras hacia quienes consideran débiles y vulnerables.
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Eneatipo 9: quiere evitar el conflicto
El eneatipo 9 no sabe lidiar con el conflicto y la ira. Se ha acostumbrado a negarse y anularse como persona y se ha instalado en la zona de confort en la que viva inconscientemente para no molestar a nadie. Son personas a las que les cuesta mucho decir que no a los demás y tienden a procrastinar, dejándolo todo para el último momento.
Suelen asociar su infancia con el sentimiento de haber tenido una infancia tranquila y armoniosa. Recuerdan haber aprendido que debían adoptar una posición de mediador y/o pacificador si surgía algún conflicto, así que asimiló que no debía tomar partido.
Tienen miedo a separarse de los demás y entrar en conflicto, así que evitan manifestarse. Sy mayor defecto es la pereza, que expresan cuando tienen que hacer frente a personas o situaciones que les sacan de su zona de confort. El mayor reto para abordarles en terapia es hacerles entender que pueden estar en paz si se reafirman y afrontan el conflicto.
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