La hipomanía es uno de los signos diagnósticos del trastorno bipolar tipo II y el trastorno ciclotímico, alteraciones del estado de ánimo, junto al trastorno depresivo mayor y la distimia. En el Día Mundial del Trastorno Bipolar, con el fin de dar una mayor visibilidad a esta enfermedad y de reforzar su conocimiento, vemos qué es la hipomanía, qué la provoca, cómo tratarla y en qué se diferencia de la manía también característica de la bipolaridad.

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¿Qué es la hipomanía?

La hipomanía es el estado de exaltación mental, caracterizado por unos niveles desorbitados de energía, desinhibición y propensión a la irritación. Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-Vm la hipomanía se detecta principalmente por un “aumento de la energía o la actividad orientada a objetivos respecto a lo habitual en el sujeto”.

Esa elevación del estado de ánimo que se da en la hipomanía también subleva capacidades como la creatividad y la excesiva confianza en uno mismo. La otra cara de la hipomanía es la irritabilidad y tendencia a la fácil distracción.

Síntomas de la hipomanía

Por regla general, un episodio hipomaníaco se extiende durante todo un día y con una frecuencia de como mínimo cuatro días, yendo acompañado por estos síntomas:

  • Autoestima desproporcionada.
  • Sensación de energía desorbitada.
  • Incapacidad para dormir y respetar el descanso (puede ser suficiente con tres horas de sueño).
  • Necesidad continua de hablar sin parar.
  • Tendencia al hedonismo y participación en actividades que implican riesgos (apuestas, drogas, compras compulsivas…).
  • Imposibilidad de controlar los pensamientos y fuga de ideas.
  • Capacidad para alcanzar un gran número de objetivos marcados.

En la mayoría de casos, las personas que experimentan episodios hipomaníacos son a su vez diagnosticados de trastorno bipolar II o trastorno ciclotímico, caracterizados por una desproporcionada inestabilidad emocional. En cualquier caso, para darse un diagnóstico de hipomanía, los síntomas mencionados no deben ser generados por el consumo de sustancias (drogas o medicamentos) ni por estados de enfermedad en concreto.

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¿Qué provoca la hipomanía?

Lo cierto es que no existe una única causa que genere la hipomanía. De hecho pueden ser varios los factores de riesgo que desencadenen este estado anímico, tanto a nivel genético, como ambiental y biológico.

Causas genéticas

Se ha evidenciado que el trastorno bipolar y el trastorno ciclotímico, donde la hipomanía hace acto de presencia, tienen un fuerte componente de origen hereditario. Varios estudios han demostrado que hay varios miembros diagnosticados de hipomanía en una misma familia, cuyo sistema límbico se ve dañado.

Causas ambientales

Estar expuesto a altos niveles de estrés, ser víctima de actos violentos o la falta de sueño pueden contribuir a que se produzcan episodios de hipomanía.

Por consumo de fármacos y drogas

Existen varios tipos de fármacos que pueden desencadenar episodios hipomaníacos, así como algunas drogas, como el alcohol y otras sustancias.

¿Cómo se trata la hipomanía?

Generalmente, la hipomanía se representa en forma de estado mental exaltado en el trastorno bipolar o el trastorno ciclotímico. En estos casos, el tratamiento suele basarse en la ingesta de fármacos en combinación a la psicoterapia, normalmente de tipo cognitivo-conductual, cuya eficacia ha sido demostrada.

¿En qué se diferencia la hipomanía de la manía?

La principal diferencia entre la hipomanía y la manía es la gravedad de los síntomas derivados. En la hipomanía, la persona no tiene episodios psicóticos y su funcionalidad no se ve afectada de forma importante. En cambio, la manía se manifiesta con síntomas que sí impactan significativamente en su rutina diaria.